viernes, 29 de abril de 2011

Pagar insultos

Había una vez un discípulo de un filósofo griego al que su maestro le ordenó que
durante tres años entregara dinero a todo aquel que le insultara, una tarea relacionada
con su actitud peleonera y prepotente.
Una vez superado ese periodo y cumplida la prueba, el maestro le dijo:
-Ahora puedes ir a Atenas y aprender sabiduría.-
Al llegar allí, el discípulo vio a un sabio sentado a las puertas de la ciudad que se
dedicaba a insultar a todo el que entraba o salía.
También insultó al discípulo...
Éste se echó a reír, mientras agradecía bajando la cabeza ante cada improperio.
-¿Por que te ríes cuando te insulto? —le preguntó el sabio. -Porque durante tres años he
estado pagando por esto mismo que ahora tú me ofreces gratuitamente —contestó el
discípulo. -Entra en la ciudad —dijo el sabio—, es toda tuya...
Más que el valor del sufrimiento y la resistencia, lo que permitió al discípulo afrontar de
un modo tan efectivo una situación difícil fue su capacidad para cambiar el punto de
vista.

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